viernes, 14 de enero de 2011

Dia 12 - Villazon

La decision comun fue arriesgarse a ir a Bolivia y ver que podíamos hacer. Nos levantamos bien temprano (5:30 am). Hacía muchisimo frío y todavía era de noche. Fueron 3 hs de viaje incomodos sin poder dormir, volviendo nuevamente por el ripio montañoso, esta vez con la cuota de la neblina y la oscuridad de la madrugada que le daba mas adrenalina al peligroso camino.
Nos bajamos en medio de la ruta que conectaba con La Quiaca, dispuestos a parar el primer micro que pasara. Guido se separo para hacer dedo solo.
Tomamos un micro que finalmente nos dejó en la frontera despues de mas de 3 hs de viaje. Ya era el mediodía.
Tuvimos una larga espera en la frontera, para hacer los papeleríos de migraciones, nos llevó varias horas, pero logramos conseguir pasajes ante la incertidumbre, por lo que estabamos contentos y la espera no fue tan tediosa, charlando con otros viajeros.
Terminados los tramites, ya estabamos en la República Boliviana de Evo Morales! Vimos una gran diferencia, a pesar de que sean un par de metros los que nos separan de neustro país vecino. Dejabamos de lado nuestro país para penetrar en el desconocido y atrasado interior indígena. Un drástico cambio en la gente, en las costumbres, y sobre todo en las comidas. Las cholas (mujeres con trenzas largas, abultadas polleras y sombrerito) se multiplicaron por las calles, en donde venden objetos, comen, mean. Se vende comida extraña para nosotras (revueltos de fideos, pollo frito, bebidas en baldes y bolsitas) y todo se consume en la calle.
Villazon es un pueblo comercial, la calle principal está repleta de negocios que venden desde las típicas cosas nroteñas (gorritos, aguayos, pantalones, sweaters), hasta televisores y electrodomesticos, a precios muy baratos, por lo que las horas previas a la salida de nuestro micro hacia Tupiza, las pasamos recorriendo negocios y comprando alguna que otra cosa. Dormimos las 3 hs de viaje restantes hacia Tupiza, ya estabamos agotadas de tanto viaje. En la terminal nos ofrecieron habitaciones baratas y sin dudarlo mucho accedimos. Era una habitación enorme con muchas camas, nos bañamos y salimos a recorrer un rato el pueblo de calles angostas donde nos llamó la atención la cantidad de cybers y pizzerias que había.
Hay muchos mercados que ofrecen variedad de verduras y especias, semillas de todo tipo y fideos sueltos. Kioscos no existen.
Los alrededores de Tupiza son enormes quebradas rojizas, impresionantes!.
Coti y el Gordo salieron a comer comida lugareña, Pancho y Sofi se quedaron durmiendo, bajo la intensa lluvia aparecio Guido que nos contó sus incidentes para llegar.
Fin del día

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