viernes, 21 de enero de 2011

Dia 19 - Potosí

LLegamos de madrugada, nos recorrimos en taxi toda la ciudad buscando alojamiento pero todo estaba completo o no nos atendían por el horario. Terminamos parando en un lugar extraño al que nos llevó el taxista, donde al menos pudimos bañarnos después de varias días acumulando suciedad (en la excursión no había duchas).
Digamos que el recibimiento de Potosí no fue del todo bueno, por lo que decidimos irnos esa misma noche y recorrer la ciudad durante el día. Dejamos los bolsos en la terminal donde conocimos una mujer potosina muy agradable que nos recomendaba lugares para visitar.
La terminal es lo más moderno que tiene la ciudad, esta bastante alejada del centro y está muy bien organizada y limpia.
Fuimos hacia el centro donde paseamos por los edificios históricos antiguos de la época en los que los españoles habitaban allá por el siglo XVI. Son edificaciones coloniales bastante deterioradas por el tiempo y los comercios y construcciones parecen continuar intactos desde hace 500 años.
En las callecitas estrechas del pueblo, con sus calles de empedrado y enormes desniveles, sus cholas con los chicos a cuestas.. Se respira la evocación de los tiempos anteriores a la conquista española, pero esto que tenemos enfrente no es la misma raza orgullosa que se alzaba continuamente contra la autoridad del inca, sino que es una raza vencida la que nos mira pasar por las calles del pueblo. Sus miradas mansas casi temerosas y completamente indiferentes al mundo externo. Dan algunos la impresión que viven porque eso es una costumbre que no se pueden quitar de encima.

Hicimos la visita al Museo de la Moneda, donde se fabricaban las monedas de todo el virreinato. Nos explicaron los procesos, las maquinarias que utilizaban según la época y nos contaron varias historias y relatos que nos hicieron comprender un poco más la historia del Cerro Rico, donde nuestros ex-coloniadores arrasaron con tdoda la riqueza que el cerro poseía en su interior. Espaá conquistó y colonizó, tomo riquezas y vidas, y dejó la lengua y la religión católica y fusionados dieron como resultado la enriquecida y mestiza cultura nacional boliviana de hoy.
Nos quedamos con ganas de visitar las minas (donde las montañas son parte tambíén del proletariado explotado) pero no nos alcanzó el tiempo ya que debíamos tomar el micro hacia Sucre esa misma noche. Tomamos una merienda y ya en el micro dejabamos atrás la ciudad iluminada sobre el Cerro Rico. Potosí y su riqueza ancestral deteriorada ya por el paso del tiempo y el aprovechamiento de manos extranjeras dejaba huella en nosotras por haber sido parte de nuestro viaje donde pudimos descubrir su apasionante historia.

"Voy, Potosí voy.."

viernes, 14 de enero de 2011

Dia 15/16/17/18 - Uyuni

A pesar de la incertidumbre por los precios y combustibles que persistía, conseguimos pasaje hacia Uyuni donde haríamos la excursión al salar. Como lso chicos no querían gastar en la excursión nos separamos y seguímos solas rumbo al norte boliviano. Teniamos solo 200 km por recorrer pero el viaje tardaría mas de 6 hs (acá las rutas no son asfaltadas y están en pésimo estado). Fueron 200 km de ripio entre montañas alcanzando alturas increibles. Subíamos y bajabamos y atravesabamos montañas a través de curvas y contracurvas constantes. Los paisajes eran alucinantes. Formaciones rocosas inmensas con diversas formas. Pudimos encontrar y fotografiar la tan ansiada poronga. En la segunda mitad del viaje las enormes rocas desaparcieron dando lugar a extensos desiertos llanos. Finalmente luego de tantas horas dentro del micro llegamos a Uyuni y nos pusimos a buscar un hostel para pasar la noche y recorrer el pueblo y mientras tanto buscar agencias para realizar la excursiòn. Nos cambiaban los precios todo el tiempo por el tema de la nafta que continuaba sin resolverse.
Después de recorrer por lo menos 10 agencias donde nos atendían personajes extravagantes (desde borrachos con resaca de año nuevo, niños pequeños de menos de 10 años, en síntesis, gente que no tenía ni idea de la excursión). Logramos finalmente (ya era de noche) conseguir una agencia masomenos seria y barata.
La altura ya se empezaba a notar, y nos costaba cada vez más respirar y estamos medio bobas en los más de 2900 msnm. Nos fuimos a dormir temprano porque al otro día teníamos que estar lucidas para realizar la excursión.
Muy contentas llegamos a la agencia donde nos dijeron que no saldrían por falta de nafta, después de varias vueltas y muchas tramoyas conseguimos que nos incluyan en otro grupo que saldría a hacer la excursión. Allí nos encontramos con nuestros compañeros de excursión: Agustina y Juan, dos chicos de córdoba capital, veinteañeros, estudiantes de psicología y profesorado de historia, y dos colombianos: Jorge y Sobeida, de un pueblo cercano a Cartagena, una pareja de casi 40 años, él químico farmaceútico y profesor, ella enfermera que ayuda en una ONG a nivel internacional cuando se producen catástrofes naturales. También viajamos con José nuestro chofer/guía (medio chamuyero y poco informado) y Elisa nuestra cocinera.
El viaje comenzó con una parada muy cercana, en el "cementerio de trenes". Estas vías en su momento iban hacia Chile, donde se exportaba el estaños sacado de las tantas minas bolivianas explotadas. Nos encontramos con varios trenes, totalmente oxidados, con varias formas donde nos sacamos un par de fotos y continuamos el recorrido. Seguímos viaje hacia Colchani, el único pueblo habilitado para explotar el inmenso salar (el más grande del mundo según el guía) donde se podía comprar algunas artesanías hechas de sal (no compramos nada, continuamos con la tendencia al ahorro). Saliendo del pueblito, ya nos ibamos conociendo más con nuestros compañeros, nos ibamos adentrando en la blancura del salar, donde se veían formas hexagonales a lo largo de todo el llano blanco, y un cielo bien celeste y despejado que contrastaba fuertemente.
Llegamos al hotel de sal, donde nos encontramos con una gran cantidad de turistas haciendo la misma excursión. En el hotel se podía comer y había grandes estatuas de sal con diferentes figuras (la construcción del hotel también era completamente de sal). Seguímos viaje hacia la Isla del Pescado, una isla en el medio del salar, llena de grandes cactus. Luego de una rica comida ahí, nos quedamos sacando un par de fotos adentradas en la blancura que nos hacía arder los ojos y la cara por el reflejo del sol. Seguímos viaje hacia el hotel de sal donde dormiríamos, estaba en un pequeño pueblo sin luz, era también totalmente de sal, hasta el piso, sillas, mesas, camas. Tomamos una merienda caliente y nos quedamos charlando con nuestros compañeros hasta la cena acerca de las diferentes culturas, aprendiendo un poco de cada uno y llenandonos con diferentes experiencias. Después de tanta charla cenamos (probamos el platano frito), y más tarde nos quedamos viendo las miles de estrellas en el inmenso cielo que nos rodeaba. Abajo eramos oscuridad absoluta. Jamás vimos un cielo tan estrellado. Hacía muchisimo frío y nos fuimos a acostar y a charlar en la habitación con los cordobeses hasta que nos cortaron la luz (generada con combustible).
Arrancamos el siguiente día 6 a.m con un buen desayuno para una larga travesía hacia la Reserva Natural de Fauna Andina. La primer parada fue en San Juan, luego de un recorrido por las plantaciones de quinoa, características del lugar, y de ver rocas corales, que quedaron de cuando el salar era un inmenso mar. San Juan es un pequeñisimo pueblo, casi deshabitado, ya que la mayoría de su población emigra a Chile. Alli visitamos una necrópolis, repleta de cuevas donde se guardaban esqueletos dentro. Sofi no se sintió muy bien durante esta parte del viaje, la altura cada vez se hacía sentir más. Más tarde visitamos un mirador donde se podía ver un volcán activo. Seguímos viaje rodeadas de volcanes, la mayoría inactivos. Durante toda la tarde visitamos una sucesión de islas pequeñas, repletas de flamenGos que habitaban en ellas. Pasadas las lagunas, el paisaje se empezó a tornar más desertico, y la altura ascendía constantemente llegando a un pico de 5000m. soibre el nivel del mar. Entre medio visitamos una cueva de vizcachas y el árbol de piedra formado por una roca erosionada. DUrante el viaje charlabamos muchom, contabamos chistes y Juan el cordobés nos hizo un par de juegos con pensamientos laterales para ocupar el tiempo de viaje hasta la reserva.
Llegamos para la caída del sol, donde nos recibía la inmensa laguna Colorada de más de 60 km cuadrados de extensión. Desde ahí nos dirijimos al hotel, que al igual que el de sal estaba en una ubicación desértica y sin luz eléctrica. El frío se hacía sentir, tomamos una merienda caliente para calentar los cuerpos y nos quedamos jugando a las cartas hasta la cena. Cenamos bien temprano porque al otro día la excrusión continuaba a la madrugada. Congeladas, nos fuimos a acostar y charlar de como ahorrar y/o juntar plata para sseguir viajando.
Fue bastante duro el último día de excursión, nos levantamos 4:30 a.m con un frío polar (- 15 grados bajo cero). Estaba oscuro y no sabíamos que hacer para no temblar del frío. Teníamos que salir tan temprano porque visitariamos los geisers (vapor que sale de dentro de los volcanes), y la diferencia de temperatura de esa hora los hacía mas impactantes. Nos quedamos un rato allí calentandonos con el vapor (con olor a huevo podrido). Luego de la salida del sol fuimos hacia las termas, con un frío que nos taladraba los huesos. Tomamos un gran desayunos, con panqueques y yogur y entramos en calor.
El viaje continuó a través de montañas y en ascenso hacia la cordillera de los andres, donde superamos 5500 m de altura camino a la laguna verde, en el límite con Chile. Pasabamos entre las nubes continuamente y se nos tapaban los oídos por las alturas abismales. Ya en la laguna verde, emprendimos la vuelta hacia Uyuni. Entre medio hicimos una parada en Villa Mar un pueblo alucinante rodeado por un río que teñía los alrededores de un verde increible. Ya llegando a Uyuni pasamos por varias minas (zinc, borax, estaño) donde advertimos que un gran porcentaje por no decir casi la totalidad de la economia se basa en la minería y explotación de tierras. Los cerros indefensos muestran su prematura vejez en la lucha contra los elementos, con arrugas de ancianos que no coinciden con su edad geológica, ya no encerrrarán más en sus pesados vientres parecidas riquezas, mientras esperan los brazos áridos de las palas mecánicas que devoren sus entrañas, con el obligado condimento de vidas humanas, ya que las personas que trabajan allí presentan un deterioro físico inhumano.
Ya en Uyuni, nos despedimos de nuestros compañeros que se habían ganado un lugar en nuestro corazón por todas las anecdotas y momentos compartidos, y partimos hacia Potosí, la ciudad mas alta del mundo.

Dia 14 - Tupiza (Año nuevo)

Nos levantamos temprano dispuestas a alguna caminata por los alrededores montañosos de Tupiza. Tomamos un café con leche en la terminal de omnibus en un puestito precario donde sonaba cumbia boliviana bizarra de fondo (con video incluido), nos causaba mucha risa, y la canción se nos pegó y la terminamos escuchando a lo largo de todo el viaje. Empezamos a caminar intentando seguir las indicaciones del mapa, preguntabamos cada tanto pero nadie tenía mucha idea de como llegar a la puerta del diablo. Un chico se dispuso a acompañarnos y nos guiaba por el camino, y terminó llevandonos hacia el pie de una montaña gigantesca donde nos dijo: Cruzan esa y llegan :| nos quedamos anonadadas sin saber que responder, era una locura total cruzar eso.Le agadecimos y seguimos por nuestro camino del mapa, por un camino desolado de tierra que tampoco estaba señalizado. Caminamos bastante sin lograr encontrar nada, el sol estaba fuerte y no pasaba nadie como para poder preguntar. Frustradas despues de tanto caminar sin rumbo, decidimos volver. Comimos en un restaurant lugareño unos fideos a un modico precio de $4 argentinos y volvimos a nuestra habitación a organizar los preparativos de la noche de fin de año.
El motus general era hacer una buena picada y ver si conseguíamos algo de comida hehca (porque no teníamos cocina para preparar nada).
Fuimos con el gordo (alias ogro Fabiani por el pueblo) y la listita a hacer las compras. Nos costaba cosneguir las cosas que pretendíamos y tuvimos que improvisar cambios del último momento. Las verduras las comrpramos en el mercado local (todos los pueblos tienen uno) que es una especie de galpó gigantesco donde te ofrecen de todo, los olores se entremezclan (entre la carne suelta ya que no usan heladeras las verduras y las especias).
Duespues de un largo rato de compras ya teníamos todo lo necesario. Conseguímos además pollo con papas fritas como plato post picada.
Coti y el Gordo preparaban la consistente picada que incluía: salsa criolla y otra creada por Coti, queso, salame, jamón, papas fritas feas y pan excesivo (porque compramos de más).
Comimos y tomamos felizmente, saturados por la cantidad. Nos quedamos jugando a un juego de caras, riendonos y escuchando música en la terraza con vista a los escasos fuegos artificiales. Después nos fuimos a la camita y nos quedamos charlando y riendonos hasta tarde.
(Esa noche a SOFI le picaron pulgas)

Dia 13 - Tupiza

Ni bien nos levantamos nos mudamos a una habitación mas barata (seguimos ahorrando), y estuvimos averiguando acerca de excursiones a Uyuni, que por el aumento del combustible en todo el país aumentaron mas del 200%!! Recorrimos las terminales de tren (donde no habia mas pasajes a Uyuni)y de omnibus, donde Sofi se quedo hablando con un chico que tenía una camiseta azul y roja (la bandera del departamento de Tupiza tiene esos colores) quien nos contó que en el estadio de Tupiza se jugaban las semifinales regionales y podíamos ir.
Tomamos un jugo de naranja exprimido en la calle y nos quedamos charlando con el vendedor de diarios acerca de Evo y la falta de librerías en el pueblo, ya que la gente según él no lee.
Hya una tendencia en contra de Evo a causa de la reciente inflación que está atravesando Bolivia, pero queremos investigar un poco más para tener una opinión más certera acerca de sus gestiones.
Se largó una intensa lluvia que duró poco. Nos dirigimos al estadio de Tupiza, para ver Sucre vs. Cochabamba. El estadio era simple, pequeño, su singularidad era que estaba ubicado en un lugar increible rodeado de montañas. No vimos mucha calidad de futbol pero nos divertimos bastante durante el espectáculo, el cual terminó con definición por penales y el triunfo de Sucre.
Volvimos al hostel con los chicos, tomamos una merienda con leche (que nos costó conseguir bastante, porque por los bloqueos faltan cosas).Sofi y el Gordo emprendieron caminata hacia las montañas donde hicieron un poco de diabolo, hasta que oscureció y volvieron. En el camno encontraron un bar que parecía buena onda, donde a la noche tocarían bandas argentinas de rock y a donde terminamos escuchando la banda tributo a sumo esa misma noche junto a una pizza gigante que compartimos entre todos. A la salida estaba todo inundado por la fuerte lluvia que se largó durante nuestra presencia en el bar. Llegamos todos mojadoss (porque no hay alcantarillas y tuvimos que atravesar los charcos gigantes) y nos fuimos a dormir.

Dia 12 - Villazon

La decision comun fue arriesgarse a ir a Bolivia y ver que podíamos hacer. Nos levantamos bien temprano (5:30 am). Hacía muchisimo frío y todavía era de noche. Fueron 3 hs de viaje incomodos sin poder dormir, volviendo nuevamente por el ripio montañoso, esta vez con la cuota de la neblina y la oscuridad de la madrugada que le daba mas adrenalina al peligroso camino.
Nos bajamos en medio de la ruta que conectaba con La Quiaca, dispuestos a parar el primer micro que pasara. Guido se separo para hacer dedo solo.
Tomamos un micro que finalmente nos dejó en la frontera despues de mas de 3 hs de viaje. Ya era el mediodía.
Tuvimos una larga espera en la frontera, para hacer los papeleríos de migraciones, nos llevó varias horas, pero logramos conseguir pasajes ante la incertidumbre, por lo que estabamos contentos y la espera no fue tan tediosa, charlando con otros viajeros.
Terminados los tramites, ya estabamos en la República Boliviana de Evo Morales! Vimos una gran diferencia, a pesar de que sean un par de metros los que nos separan de neustro país vecino. Dejabamos de lado nuestro país para penetrar en el desconocido y atrasado interior indígena. Un drástico cambio en la gente, en las costumbres, y sobre todo en las comidas. Las cholas (mujeres con trenzas largas, abultadas polleras y sombrerito) se multiplicaron por las calles, en donde venden objetos, comen, mean. Se vende comida extraña para nosotras (revueltos de fideos, pollo frito, bebidas en baldes y bolsitas) y todo se consume en la calle.
Villazon es un pueblo comercial, la calle principal está repleta de negocios que venden desde las típicas cosas nroteñas (gorritos, aguayos, pantalones, sweaters), hasta televisores y electrodomesticos, a precios muy baratos, por lo que las horas previas a la salida de nuestro micro hacia Tupiza, las pasamos recorriendo negocios y comprando alguna que otra cosa. Dormimos las 3 hs de viaje restantes hacia Tupiza, ya estabamos agotadas de tanto viaje. En la terminal nos ofrecieron habitaciones baratas y sin dudarlo mucho accedimos. Era una habitación enorme con muchas camas, nos bañamos y salimos a recorrer un rato el pueblo de calles angostas donde nos llamó la atención la cantidad de cybers y pizzerias que había.
Hay muchos mercados que ofrecen variedad de verduras y especias, semillas de todo tipo y fideos sueltos. Kioscos no existen.
Los alrededores de Tupiza son enormes quebradas rojizas, impresionantes!.
Coti y el Gordo salieron a comer comida lugareña, Pancho y Sofi se quedaron durmiendo, bajo la intensa lluvia aparecio Guido que nos contó sus incidentes para llegar.
Fin del día

jueves, 6 de enero de 2011

Dia 11 - Iruya

Nos levantamos en Humahuaca con un no muy grato episodio: sofi cuando estabamos saliendo del hostel, rompió una lampara, según el viejo casi una reliquia de su querida esposa, tuvimos que pagar $100.
El viaje hacia Iruya era casi todo por ripio, con un espacio donde solo entraba el colectivo, por lo que los apenas 50 km de viaje, se hacían en 2 hs y media. Bastante vertigionoso el viaje ya que eran subidas y bajadas por montañas, por lo que al mirar para afuera, siempre se veían precipicios, nos ibamos adentrando en las montañas de colores con gran cantidad de formas. Finalmente, llegamos a Iruya, un pequeñisimo pueblo en la cima de una montaña, con sus empinadas callecitas de empedrado. Hacer dos cuadras nos costaba bastante, tanto por la altura como por lo empinadas que eran. Predominan en Iruya los comedores, donde se ofrece un poco de todo, sobre todo empanadas. Llegamos a donde dormiríamos, no era un hostel, sino una casa de familia, con muchas habitaciones y un ´"balcón" donde se podía ver gran parte del paisaje de Iruya, nos quedamos ahí tomando unos mates con los chicos, y luego seguimos con mas lectura del Che Guevara. Subimos al mirador a unos 10 min de caminata, nos quedamos un rato observando las montañas que nos rodeaban y el cielo negro que nos perseguía. Volvimos, tomamos la leche, charlamos, leyendo, jugando a la cartas, y decidiendo como ibamos a llegar a Bolivia, porque según los diarios todos los colectivos, estaban parados por la suba del precio de la nafta. Mas tarde comimos unas empanadas y nos quedamos hablando hasta tarde en nuestra habitación.

Dia 10 - Humahuaca

Nos fuimos tempranito de Tilcara, hicimos dedo, nos levantó un panadero que nos contó acerca de las fiestas jujeñas y su desacuerdo con la política de Milagros Salas en la provincia. Nos llevó hasta Humahuaca, donde teníamos pensado salir para Iruya, pero el micro se fué y no había otro hasta pasada la tarde, por lo que decidimos pasar esa noche allí. Decidimos parar en un hostal en la casa de un viejo. Nos quedamos en las famosas escaleras de Tilcara charlando con los artesanos, y Sofi se compró un collar. Después nos encontramos con los chicos que llegaron mas tarde y nos quedamos practicando con el diábolo en la plaza. Fuimos a comer a un abrcito pueblerino y volvimos a dormir una siesta. Humahuaca es un lindo pueblo, muy similar a los anteriores, con su plaza central, iglesia, calles angostas y empedradas con farolitos que las iluminan. Hicimos la caminata hacia el mirador, que no era para nada impresionante, y nos quedamos tomando mate hasta la puesta del sol.
Volvimos al hostel, donde cenamos junto al viejo polenta con huevo frito, mientras este nos contaba lo barato que era todo en Villazón.
Nos fuimos a dormir temprano poruqe la diea era tomar el primer micro a Iruya. Nos fuimos a la cama y Sofi leyó en voz alta el libro del Che hasta que el sueño nos venció.